lunes, junio 06, 2005

Los nuevos pasquineros.
Una nueva lacra se ha dejado sentir en el ya de por si vapuleado medio periodístico de la localidad: las páginas electrónicas supuestamente periodísticas.
El ejercicio en sí no es malo, lo realmente lamentable es la repetición de las viejas prácticas que convierten al periodismo en el segundo oficio más viejo del mundo: la adulación (y adulan porque de plano prostituirse no pueden).
Recuerdo con asco la aparición, por generación espontanea, de pasquines politiqueros en fechas previas a las elecciones: seudoperiodistas dispuestos a decir lo que fuera con tal de pellizcar un poco del presupuesto electoral: Prostitución en su máxima expresión. Muy poco había de bueno en tales prácticas, pero al menos se trataba de un proceso en el que exisitía la obligación de escribir, diseñar, imprimir y distribuir. Hoy ya ni eso quieren hacer. Hoy basta con tener acceso a una cuenta de internet, un mínimo de esfuerzo y una gran capacidad de refritaje. Y si las cosas están mal escritas o si la información es erronea no pasa nada: todo el poder está en un click. Click y cambias, click y borras.
He dado un repaso ligero por las páginas virtuales de al menos cinco portales de la ciudad: ninguno tiene archivo histórico, ni linea editorial, es más, en muchos casos ni siquiera sabes quién es el responsable del sitio. Eso sí, en todos encuentras un link de los gobiernos municipal y estatal. Eso en los viejos tiempos se llamaba chayo.
Ni qué decir de la poca difusión de estos sitios entre la comunidad. A ninguno de los directivos de dichos portales le importa que los lean (lo que a final de cuentas debería ser su principal preocupación), lo único importante es que sirvan para allegarse dinero. Por cierto, dinero de los contribuyentes, y es que la efectividad de dichos portales es facil de reconocer, basta notar que menos, menos del 5% de los anunciantes son de la iniciativa privada: como que ellos sí saben cuidar su dinero.
Pero lo anterior no es todo lo lamentable, parece que nadie en el gobierno (y mucho menos los ciudadanos) se dan cuenta de estas cosas.