jueves, febrero 24, 2005

Carta al pediatra de la Peque Pau
Me encontré este archivo que nunca mandé. Con cuánto dolor recuerdo esa enfermedad de principios de 2004. Va como agradecimiento y para limpiar mis culpas por no enviarla a tiempo.
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Dr. Flores:
Para un padre, como usted seguramente ya sabe, ninguna enfermedad es leve cuando la padece un hijo. Hace unos días tuve la mala fortuna de ver a mi hija con una enfermedad que parecía no terminar.
Le visitamos y recibimos de usted un trato no sólo profesional sino también humano. Desafortunadamente tuvimos que visitarle nuevamente pues mi niña no mejoraba. Recuerdo con gratitud su rostro de preocupación al vernos; recuerdo también que nos preguntó ¿no se ha aliviado?; me sentí tan bien al saber que no sólo éramos una pareja con un hijo enfermo, sino que para usted éramos los padres de su paciente. Recuerdo con mucho sufrimiento escucharle decir “parece que esta niña tiene neumonía”. En ese momento mi mundo se desmoronó.
No sabía que hacer, ni siquiera tengo una idea de lo que es la neumonía. Sólo atinaba a pensar “Dios mío, Dios mío, no lo permitas. No dejes que mi niña tenga que ser hospitalizada”.
Afortunadamente no llegó a tanto la enfermedad. Le recetó entonces un tratamiento más fuerte y nos despidió con una palmada en la espalda y un apretón de manos que logró tranquilizar mi espíritu.
De entre esos días aciagos, rescato algunas imágenes que le quiero compartir:
Su mirada de franca preocupación.
Su mano sobre la frente de mi niña tratando de tranquilizarla.
Su apoyo económico al no cobrarme esa consulta. En esos momentos fue un soporte invaluable.
Las nebulizaciones sin costo no sólo para mi hija, sino para muchos otros pacientes. Seguro estoy que los padres de esos niños también le agradecen. Se les veía en los ojos.
Pero ante todo, me impresionó darme cuenta que para usted todos sus pacientes son importantes. Quizá esta forma de actuar sea valiosa en todos los doctores, pero en los pediatras -que tratan con los seres que más amamos-, se vuelve un rasgo imprescindible e invaluable.
Una vez más muchas gracias. Para un padre es muy importante contar con un buen pediatra; pero es más importante saber que aparte de la capacidad académica, se cuenta con un ser humano completo.
Un abrazo.

martes, febrero 22, 2005

Bravo por las mujeres!!!

Hace mucho que no me sentía tan satisfecho de leer una noticia: Hace unos días la famosa compañía Avon regresó a sus representantes el derecho a la seguridad social.
Que el IMSS sea bueno o malo no viene al caso, lo que quiero resaltar es el golazo que han anotado nuestras sufridas mujeres mexicanas. En enero se había tomado la decisión unilateral, algunos dicen que del IMSS otros que de la empresa, de quitarles el servicio médico.
Ellas, sin perder un minuto, se armaron en contra de tan detestable decisión y al fin lograron revocarla. Prueba palpable de lo que logra un grupo si se propone llegar a un fin.
Siempre he pensado que dicha compañía las explota, las ningunea, las sobaja, las humilla y ellas, con su muy mexicanísimo sentido de responsabilidad, entrega y sometimiento, han soportado de todo. Casi de todo.
Bien por ellas, bien por su lucha. Se lo merecen. Han engrandecido a una compañía que ciertamente sólo obtiene beneficios, casi ninguna obligación. Es hora de demostrar que podemos unirnos y obtener buenos resultados. VIVAN LAS MUJERES MEXICANAS.

miércoles, febrero 02, 2005

Se cumplió la profesía...
El pasado domingo le llevaron de regalo una perrita a la peque Pau. Debo reconocer que odio los perros, pero ver la mirada brillante de mi niña me hizo tragarme mis prejuicios y recibir de la mejor manera posible a la nueva inquilina.
El primer drama vino a la hora de dejar a la perra sola para ir a comparle la casa y la comida. Mi peque se desgañitaba pidiéndome entre sollozos que no la dejaramos sola. Al fin la pude separar de la perra y me la lleve a rastras. Pero este episodio digno de las mejores épocas de Marga López no fueron nada comparado con el que tuve que aguantar en la noche cuando le dije a mi niña que era hora de dormir. Ella no quería dejar a la perra afuera.
-Está haciendo mucho frío. Pobrecita, que se durma conmigo!!!! gritaba mi niña entre hipos.
- Para eso le compramos su casa y le pusimos esas cobijas. No va a tener frío- le decía yo tratando de convencerla.
-Si no hace frío en su casita me quedo con ella.
No! gritamos a coro mi esposa y yo.
Y otra vez, media hora de llanto y lamentación.
Por las actuaciones de mi niña, estoy pensando en pedir casting en Telón de Arena...