La muerte cuando se acerca.
Ayer me enteré de la muerte de Ramiro Bastidos. Un compa que supo hacerse odiar por muchos. Yo incluido. Sin embargo la muerte remueve los recuerdos y escarba donde uno cree que no hay nada enterrado. Ayer pensé en Ramiro. Recordé su gesto adusto, su mirada de sabio viendonos por arriba del hombro. No pude evitar una sonrisa. A fin de cuentas ya no está con nosotros.
Murió ayer 15 de abril en Chihuahua, a las nueve de la mañana, mientras iba en camino a montar un stand para una expo. Sí me pudo, me entristeció.
Me gustaría decir muchas cosas buenas de él, pero no las recuerdo. Lo que sí tengo claro en la mente es que se cumplió su profesía:
-Cuando me vaya -decía en referencia a que si lo corrían- voy a dejar todo el equipo desconectado. A ver cómo le hacen.
Méndigo Ramiro, lo cumplió.